Me parecía bien poner este texto que leí en el diario 20minutos, de uno de sus blogs, su autor es Cesar-Javier Palacios. Me gusta sobre todo la segunda parte, a partir de lo que he puesto en negrita.
La abuela está asustada. Cuando ella iba a trillar al campo hacía tanto calor como ahora y se pasaban todo el día al sol, pero tan sólo llevaban un botijo de agua para toda la familia “Y qué rica y fresca estaba”, me asegura. Los más pequeños eran los encargados de ir todos los días a la fuente a por ella. Ahora nos ve a todos acarreando pequeñas botellas de plástico por las que pagamos un dineral, cuando el grifo nos la ofrece en abundancia y casi gratis. No lo entiende.
Resulta difícil de explicar que en apenas 25 años los españoles hayamos pasado de beber exclusivamente agua de grifo a ser el sexto país del mundo que más agua embotellada consume, 5.500 millones de litros al año. Máxime si se tiene en cuenta que la calidad de ese líquido elemento de marca suele ser similar a la de las cañerías, pero su precio resulta 300 veces mayor.
En realidad el agua embotellada no vale nada. Más del 90% del precio se lo lleva el embotellado, el transporte, la distribución y la publicidad. Y para producir esos 2,7 millones de toneladas de botellas de plástico anuales que apenas reciclamos y tardan casi mil años en degradarse es necesario consumir millones de litros de petróleo. El mismo oro negro que está destruyendo las playas paradisíacas de Florida, donde la gente bebe compulsivamente aguas traídas de países remotos cuya población local no tiene garantizado el acceso a agua potable.
No se trata de volver al botijo pero ¿por qué no podemos volver al agua de grifo? ¿Por qué no optar por filtros para reducir el mal sabor? ¿Por qué no rescatar del armario las viejas cantimploras o reciclar botellas? ¿Por qué no pedirla en los restaurantes? Es verdad, resulta cutre. Y además, no vamos a estropearle el negocio a las grandes multinacionales de la alimentación, con el calor que hace.
Y una conocida marca de agua mineral tiene el descaro de llamar a uno de sus formatos ecoligera para engañar al gran público y que piensen que el agua mineral es sostenible
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